El dragón de las letras

Aprender a leer es mágico. Antes de saber leer somos calabazas, seres deliciosos de limitada movilidad; después, carruajes. La lectura nos puede llevar a cualquier parte.

No es de extrañar que las criaturas mágicas se mueran de ganas de acompañar a las criaturas humanas en este proceso. Primero fue Ramón, el Dragón de las Letras, y luego, Nico, el Unicornio de las Letras.

Ramón no sabe escupir fuego, pero escupe letras. Nico es experto en escribir letras con su cuerno, lo cual tiene mucho mérito, porque ¡prueba a escribir con la cabeza! Como al equipo A, se les puede pedir ayuda en cualquier ocasión y, con ayuda de las letras, resolverán cualquier problema.

Los dos vienen a acompañar a quienes están justo empezando a leer. ¡Y qué aventura tan fantástica es esa! Porque eso queremos que sea, una divertida y exitosa aventura.

Decía Teresa Colomer que aprender a leer y escribir es para muchos niños su primera experiencia de fracaso. «¿Por qué no me sale?», piensan. Es frustrante y puede llevarles a pensar que no les gusta leer.

Estos libros están escritos con mucho esfuerzo para precisamente ahorrar esfuerzo a quien los lee. Las palabras son sencillas (¡diría que las más difíciles están en el título! ?) y la rima y las preciosas ilustraciones de Keila Elm aún las hacen más fáciles de leer. Las frases son cortas. Se evitan en la medida de lo posible las combinaciones de letras que ofrecen dificultad...

En el cuento, la forma física de la letra cobra importancia y ayuda así a recordarla. Los cuentos sirven tanto para leer en voz alta a peques de 3-4 años y enseñarles a reconocer las letras como para iniciarse en la lectura autónoma a partir de los 5 años.

¡Pero sobre todo sirven para vivir divertidas aventuras! O sea, para que descubras que, ahora que puedes hacerlo casi sin ayuda, ¡aún te gusta más leer!

Ojalá este dragón y este unicornio os hagan volar muy lejos.

PD: Huelga decir que Ramón y Nico son amigos. ¡Y nuestro querido dragón hace cameos en los libros del unicornio! ¡Búscalo!